Esta mañana escuchando las noticias en la radio, escuché sobre las requisas que se efectuaban en Francia, Bélgica y Alemania, en zonas de viviendas musulmanas.
A su vez también escuché que se realizaron críticas al Papa Francisco por decir que no está bien satirizar las religiones.
Tiempo atrás escuché también que los europeos no quieren recibir más barcos en naufragio, con personas de países cercanos que llegan a sus costas, como tampoco los Estados Unidos de América quieren recibir a personas latinoamericanas.
También sobre el recalentado conflicto entre Israel y Palestina y otros países árabes.
La falta de agua, epidemias y otras enfermedades en países africanos.
Y podría seguir enumerando, tal vez cientos de conflictos que hay en territorios del mundo.
La violencia, la intolerancia, las pujas de poder, la corrupción, se han apoderado de la mayoría de los humanos.
Empezaron siendo problemas y terminaron en conflictos.
Y siento que cada vez estamos enfrentados TODOS CONTRA TODOS.
Se habla de LIBERTAD. Cada vez tenemos menos.
Se habla de IGUALDAD. Cada vez es menor.
Se habla de FRATERNIDAD. Cada vez hay menos.
Se habla de DEMOCRACIA. Son muy pocos quienes la poseen.
Se habla de ESPIRITUALIDAD. Pero se practica realmente poca, aunque se lee mucha en Occidente.
Se habla de SALUD. Cada vez más droga, antidepresivos y alcohol.
Se habla de ECOLOGÍA. Las aguas están cada vez más turbias y estancadas.
Y en vez de abrir canales para salir del estancamiento, creamos murallas que nos separan.
Se comenzaron poniendo cercos, luego rejas, algo permitían ver, y ahora son altas murallas de cemento armado que no se pueden cruzar, ni nos dejan ver.
Estamos cada vez más encerrados en nuestros pequeños mundos inventados y creados por miedos, donde oímos, pero no escuchamos; donde vemos, pero no miramos, donde podemos comunicarnos y nos quedamos en silencio.
Y… NO ES UN SILENCIO SANO.
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